Un año de guerra en Ucrania: de Berlín a París, pasando por Barcelona… un trío de perspectivas SINGA

Un año de guerra en Ucrania: de Berlín a París, pasando por Barcelona… un trío de perspectivas SINGA

Protección temporal, percepción de los recién llegados, avances en las políticas migratorias, etc. Tras un año desde el inicio de la guerra en Ucrania, Amer Alqadi, miembro de la junta directiva de SINGA Global (desde la sede de Berlín), Flavia Catacora, directora de SINGA Barcelona, y Benoît Hamon, director ejecutivo de SINGA Global (desde la sede en París), reflexionan sobre el pasado año y comparten sus perspectivas.

La guerra en Ucrania, que comenzó hace un año, ha generado más de 8 millones de desplazados. Desde entonces, ¿Cómo ha evolucionado la cuestión de la migración?

Benoît Hamon: La Unión Europea puso en marcha la directiva de «protección temporal», que facilitó enormemente la labor de las ONG. Esta protección permitió a todos los actores públicos y privados alinearse para facilitar la inclusión de los desplazados ucranianos, otorgándoles el derecho inmediato al trabajo, el acceso a la vivienda, la sanidad y el empleo. Al mismo tiempo, se han movilizado cientos de millones de euros para garantizar el éxito de la inclusión de los desplazados ucranianos. Así, hoy, en los países europeos, no hay un solo ucraniano que duerma en la calle. La Unión Europea ha demostrado que cuando se da los medios para incluir, tiene la capacidad de hacerlo. Esto demuestra que la voluntad política es el factor clave de la capacidad de inclusión de Europa. Este ejemplo justifica nuestra exigencia de ampliación de esta directiva a cualquier conflicto que envíe a miles de personas al exilio.

Esta crisis también ha sensibilizado y solidarizado a la población local sobre lo que es el exilio, lo que significa dejarlo todo de la noche a la mañana… Esperamos que esto abra la mente de la gente a lo que viven todos los exiliados y que esta solidaridad continúe a largo plazo.

Flavia Catacora: En España, Cataluña fue la comunidad autónoma que recibió el mayor número de refugiados ucranianos, oficialmente 36.000 personas en diciembre de 2022. El país puso rápidamente en marcha numerosas medidas de acogida y soluciones de apoyo para estas personas. Esto demuestra una cosa: los países europeos tienen capacidad de movilización para acoger a las poblaciones recién llegadas.

Este último año también demuestra la asimetría con la que la Unión Europea aborda los asuntos migratorios. Responde de forma rápida cuando se trata de poblaciones europeas; por lo que es una cuestión de voluntad política, y no de falta de medios logísticos. Mientras tanto, sigue sin cambiar la falta de empatía hacia otras migraciones forzadas, en particular las que vendrán derivadas por una crisis climática cada vez más severa.

Amer Alqadi: Hemos asistido a uno de los mayores movimientos migratorios de Europa. Los gobiernos y la población del mundo occidental han reaccionado de forma muy diferente ante él, a muchos niveles. 

  • Los gobiernos no han dudado en acoger a todos los que llegaban, independientemente del número de personas.
  • En Alemania, los recién llegados ucranianos recibieron un trato diferente a aquel de los «inmigrantes». Se les facilitó el acceso a permisos de trabajo, se permitió iniciar estudios universitarios a estudiantes sin título de secundaria homologado, etc. 
  • La presión ha sido tan fuerte sobre las políticas públicas que el gobierno sigue intentando encontrar un lugar para todos, en las escuelas y en las diferentes infraestructuras.
  • Dentro de la sociedad alemana, los ciudadanos locales parecen haber sido algo más acogedores con esta oleada de inmigración. Hemos oído a personas y gobiernos llamar a los ucranianos «hermanos y hermanas», mientras que hablaban de «potenciales terroristas» cuando se trataba de personas del Medio Oriente.
  • Los medios de comunicación se han referido a los refugiados ucranianos como «civilizados», «blancos» y «gente con cuentas en Netflix». Lamentablemente, está claro que el color de la piel desempeña un papel importante en la percepción de la migración. 
  • Por último, han surgido muchas iniciativas y plataformas destinadas a reclutar talento ucraniano. Son iniciativas interesantes que deberíamos aprovechar para todos los recién llegados.

¿De qué manera la labor de SINGA se ha visto afectada por la guerra, y qué ajustes se llevaron a cabo en consecuencia? 

B.H.: La crisis ucraniana no ha cambiado nuestros principios de acogida. La misión de SINGA sigue siendo acelerar la inclusión y revelar el potencial de los recién llegados para enriquecer la sociedad. No se debería ejercer discriminación por motivos de origen, religión o naturaleza de la crisis que lleva al exilio. Hemos tenido que adaptar nuestros programas, por ejemplo solicitando más intérpretes de ruso y ucraniano. 

También hemos acelerado la ampliación de nuestro programa de acogida ciudadana  J’accueille.fr de 4 a 10 ciudades y estamos en conversaciones con el gobierno francés para ampliarlo a 45 ciudades, sobre todo en zonas semirurales y semiurbanas

F.C.: Las poblaciones afectadas por la crisis en Ucrania y recién llegadas a España se encuentran en una situación de espera ante la evolución de la guerra en su país, más que en una perspectiva de instalación duradera y definitiva. Los permisos de protección emitidos por España son temporales, vigentes por duración de un año, renovables hasta tres veces. En términos de migración y emprendimiento, las personas suelen lanzar un proyecto cuando ya han resuelto determinadas necesidades como la vivienda, el idioma, procesos burocráticos, etc.  


Por ello, en nuestros programas de incubación trabajamos con asociaciones que se ocupan de la acogida de la población ucraniana para conocer sus necesidades y poder responder a ellas de la mejor manera posible.

¿Qué cambios les gustarían ver para responder mejor a futuros asuntos de migración?

F.C.: Más allá de la guerra en Ucrania, la situación en España en 2022 estuvo marcada por las movilizaciones ciudadanas a favor de la regularización masiva de las personas sin papeles en el país. Esta iniciativa, que ha recogido más de 700.000 firmas, se está tramitando actualmente en el Congreso de los Diputados a nivel nacional.

Por otra parte, esperamos un cambio en la «Ley de extranjería» -la ley de inmigración española- que vulnera las personas recién llegadas. Estas tienen que permanecer indocumentadas durante tres años antes de poder plantearse el arraigo o la «regularización». Para estas personas, esto significa tres años de precariedad, expuestas a la economía sumergida, a la explotación, sin ninguna posibilidad de denunciar un abuso, bajo el riesgo de ser deportadas.

Las consecuencias para la sociedad española son múltiples. La pérdida de una importante cotización económica fiscal y la invisibilización de la contribución de los inmigrantes al mantenimiento de la economía local. 

Por último, entre los años 2014 y 2020, la Unión Europea asignó 850 millones de euros a España para el control fronterizo. Dicha gestión se halla en cierta medida subcontratada a un grupo de empresas y organizaciones que forman parte de “la industria del control migratorio”. La subcontratación y este modelo de control deben abolirse y esto debe convertirse en una prioridad a nivel europeo. No podemos ser testigos de otra tragedia como la de Melilla, donde la colaboración con Marruecos es señalada por no respetar los derechos humanos.

B.H.: La crisis ucraniana ha animado a las coaliciones de organizaciones comprometidas con la inclusión de los recién llegados a movilizarse, juntas, para expandir el principio de «Protección Temporal» a todas las crisis migratorias causadas por la guerra, el hambre y los desastres climáticos. Por otro lado, la presente crisis ha demostrado que el hecho de permitir que los refugiados trabajen inmediatamente acelera significativamente su inclusión, manejo del idioma, y la sustentabilidad, beneficiando así a todos. Y esta es la causa que defendemos, en particular ante el gobierno francés, quien está trabajando en una nueva ley migratoria.  Impedir que las personas trabajen frena su inclusión, las invisibiliza y crea múltiples problemas. 

Independientemente de la guerra en Ucrania, se están produciendo cambios en la escala de la migración. En consecuencia, las políticas públicas, la energía y los presupuestos para la inclusión de las personas deben adaptarse a este cambio de escala. La crisis ucraniana ha demostrado que Europa cuenta con la capacidad de movilizarse a favor de la inclusión.

A.A.: En general, el sistema en Alemania y otros países europeos es demasiado cortoplacista y no prepara lo suficiente la acogida de los recién llegados. Faltan programas reales para incluir rápidamente a estas personas. Hay que tomar muchas medidas, como mejorar las leyes migratorias e implicar a la sociedad civil en el proceso de toma de decisiones.También es necesario aumentar la concienciación sobre la inmigración por parte de la sociedad de acogida.

*datos: Fundación porCausa

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